Al tiempo que esa merma de la producción se confirma, con porcentajes de caída (30-40%) incluso superiores a los anunciados al principio, se van haciendo patentes dos problemas inducidos: que la mejoría de los precios es en buena parte un espejismo que puede llevar a conclusiones erróneas de superación de la crisis del sector, porque no compensa en la mayoría de casos la bajada de la cosecha, y que eso mismo dificulta que los citricultores puedan cumplir debidamente los contratos de suministro de naranjas y mandarinas a las industrias de zumos.
A estas alturas de la campaña comienzan a alzarse voces que advierten de problemas a la hora de llevar fruta a las fábricas, porque apenas hay destríos y los calibres y calidades que no son óptimos para la exportación los absorbe sin problemas el mercado español.
Esta situación plantea, aparte de la falta de aprovisionamiento de materia prima para las industrias, un problema importante en relación con las ayudas del ‘pago único’ de la UE, puesto que en el actual ejercicio todavía están ligadas a la obligación de contratar con las fábricas de zumos al menos un porcentaje mínimo de producción por hectárea. Quien no cumpla esto, no recibirá tal ayuda europea, que supera los 500 euros por hectárea.
Pago único condicionado
Para entender esta compleja cuestión hay que recordar que se cambió el sistema de reparto de estas ayudas. Antes se daban por cada kilo de cítricos industrializado. A partir de 2008 se convirtió en un pago por superficie, como en otros sectores agrarios. A España le corresponden 93,7 millones de euros, a repartir entre todos los citricultores solicitantes.
Pero el Gobierno adoptó una polémica decisión por la que, antes de que se asiente completamente el reparto por superficie entre todos los solicitantes con derechos (a partir de 2010), los dos primeros ejercicios (2008 y 2009) queda vinculado el cobro a que cada agricultor contrate con la industria, y no con el comercio en fresco, determinadas cantidades de su producción (2.300 kilos de naranjas por hectárea y 1.300 en el caso de las mandarinas).
No son grandes cantidades, pero este año parecen enormes. En muchos campos apenas hay algo más que eso y en los almacenes de selección y comercialización no se desecha casi fruta, porque abunda la de buen calibre y gran calidad. Si se cumple el contrato, se regalan a la fábrica clementinas y naranjas de primera que tiene buen precio en el mercado, y si no,, no se cobrará el ‘pago único’. A no ser que el Gobierno decida hacer una excepción.
Entre tanto, las lonjas de cítricos de Córdoba y Valencia estrechan lazos de colaboración y celebran el día 30, en Valencia, la II Lonja Nacional. En la de Córdoba cotizan 3 variedades, mientras que en la de Valencia son 21.

Fuente: Las Provincias